Un informe de ocho páginas terminó por convencer a Marcelo Tinelli de que las agresiones masivas que recibió a través de las redes sociales desde que comenzó a ironizar sobre Mauricio Macri surgieron de una campaña financiada por el Gobierno. El trabajo fue realizado por una consultora especializada en redes sociales, que concluyó que “hubo un ataque sistemático” proveniente “de un grupo de tareas del PRO, que intervino específicamente para operar el tema y luego bajó el perfil”.
La consultora hizo un análisis informático de los usuarios inventados que buscaron instalar la consigna#TinelliMercenarioK y demostró que “menos del 2% de quienes hablaron negativamente” fueron “personas reales”.
Además, los expertos convocados por el conductor rastrearon el comportamiento de los usuarios que lo hostigaron a través de Twitter y descubrieron que “no tenían relaciones anteriores ni con Marcelo Tinelli ni con otros usuarios”, es decir, eran cuentas automatizadas. Pero todas tenían “relación con nodos de distribuión PRO, que ven aumentados sus followers (seguidores) artificialmente cuando estas cuentas trolls aumentan su audiencia de forma ficticia”. El informe, explica la seguridad que mostró el conductor cuando vinculó públicamente al Gobierno con los ataques. “Tengo más pruebas”, escribió en Twitter luego de mostrar las tiras de mensajes idénticos que reproducían el hashtag #TinelliMercenarioK. Pero no difundió el trabajo, que llegó a a la prensa por parte de quienes analizan si usarlo para una demanda judicial.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, se había comunicado con Tinelli para negarle que el Gobierno estuviera detrás del hostigamiento. No quedó convencido.
De corroborarse las conclusiones, la denuncia entraña gravedad: demostraría que se financian con fondos públicos campañas sucias contra aquellas figuras que un sector del Gobierno considera adversarios. Una práctica que ya había llevado a cabo el kirchnerismo.
En la superficie, el oficialismo buscó bajarle el tono a la controversia a través de las declaraciones armadas por el equipo de comunicación. Macri dijo que se divertía con el imitador que lo parodia en ShowMatch y el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, aseguró que le “divertía mucho”. El macrismo tiene antecedentes en usar la tecnología para generar ataques contra adversarios. En 2012, el jefe de campaña de Macri, el publicista ecuatoriano Jaime Duran Barba, fue procesado junto a dos socios por la campaña sucia que buscaba vincular al candidato Daniel Filmus con Sergio Schoklender a través de 600 mil llamados telefónicos. La jueza María Servini de Cubria procesó y embargó por 130 mil pesos a Duran Barba, José Garat y Rodrigo Lugones. La investigación determinó que con unas treinta computadoras, las empresas Tag Continental, Conectic SRL y NSS, vinculadas a Lugones y Garat, generaban llamados automatizados desde servidores ubicados en los Estados Unidos.