Nadie sabe con certeza cómo parte de los planos de la construcción del Teatro Colón llegaron a un rincón de la biblioteca de una escuela, pero estaban allí, tal vez esperando a ese grupo de alumnos y profesores que se toparon con ellos para rescatarlos a tiempo. Los diseños de comienzos de siglo XX, que pertenecen al arquitecto italiano Vittorio Meano, fueron restaurados, digitalizados y compilados en un libro presentado hace algunas semanas con el objetivo de convertirse en fuente de consulta académica.

Los documentos fueron encontrados en la biblioteca de la Escuela Técnica Raggio, del barrio porteño de Núñez. Tras el hallazgo un equipo de ese establecimiento educativo se encargó de reparar las piezas que, pese al deterioro, se encontraban en buen estado de conservación.

«El proceso de restauración se inició con el desarmado de la carpeta original donde estaban los planos», explicó Oscar Maisterra, jefe de taller de artes gráficas de la escuela Raggio, a cargo de los trabajos. «Estaban deteriorados en toda la periferia por lo que se colocó papel japonés para consolidar los bordes. Luego los digitalizamos», agregó.

Los planos mantienen el sello auténtico del estudio del arquitecto Meano, lo que le da un agregado valor histórico, documental y pedagógico. Fueron compilados en el libro Carpeta de Planos. Teatro Colón de Buenos Aires 1892-1902, que se presentó hace algunas semanas en el Salón Dorado del Colón. El libro, que no se consigue en librerías, se convirtió en una fuente primaria de información. Alguno de los planos originales fueron montados sobre imágenes actuales del Colón para poder compararlos.

La obra

La construcción del nuevo Teatro Colón demandó alrededor de 20 años. La piedra fundamental se colocó el 25 de mayo de 1890 y la intención era inaugurarlo antes del 12 de octubre de 1892 en coincidencia con el cuarto centenario del descubrimiento de América. Sin embargo la apertura se postergó.

El proyecto inicial fue del arquitecto Francesco Tamburini, pero tras su fallecimiento en 1891 fue modificado por su socio, el italiano Meano, quien continuó con las obras. La construcción avanzó hasta 1894, pero se estancó más tarde por cuestiones financieras.

El belga Jules Dormal tomó el control del proyecto tras la muerte de Meano, en 1904. Dormal introdujo nuevos cambios estructurales a lo planificado inicialmente. Y dejó definitivamente impreso su sello en el estilo francés de la decoración del coliseo argentino.

El actual edificio reemplazó al antiguo Teatro Colón, erigido en la manzana que ocupa hoy el Banco Nación, frente a la Plaza de Mayo. Allí funcionó entre 1857 y 1888.

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