Por Martín Carro
Mucho se ha hablado del número de pobres de Argentina a partir del flamante 32.2% difundido por el Indec. Que mucho, que poco, que alarmante, que heredado, etcéteras varios. En primer lugar, nos parece importante aclarar qué se mide cuando se mide pobreza de esta manera.
El 32.2% de pobres surge de medir la pobreza por ingresos. Para ello, se establece un umbral llamado Canasta Básica Alimentaria (CBA) a partir de los hábitos de consumo de los hogares. Si los ingresos del hogar alcanzan ese umbral, la familia no es indigente, mientras que sí lo es, si sus ingresos no llegan a cubrirlo. De la misma manera se hace para medir la pobreza. El umbral es más alto, dado que surge de multiplicar la CBA por la inversa del “coeficiente de Engel”, que da una relación entre la proporción del gasto en alimentos y el gasto en otros bienes. De esta forma, el Indec establece una Canasta Básica Total.
Veamos un ejemplo: a junio 2016 un matrimonio de 40 años con un hijo de 12 y una hija de 8 necesita $12998.50 para no ser pobre. De modo que si tiene ingresos por $13000 no será considerado pobre, mientras que si sus ingresos son de $12800 la familia estará bajo la línea de pobreza. En este indicador no importa si el hogar cuenta o no con cloaca o si son propietarios de la, por enumerar algún ejemplo. Por eso existen otros indicadores que buscan medir la pobreza por quienes tienen Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Lo que se conoce como pobreza estructural.
Aclarado esto, vale la pena agregar que el umbral establecido es más exigente que el que establecía antes el Indec, por eso este número no es comparable con el anterior. Es decir que el 50% de pobreza en el que rondaba la Argentina de principio de siglo era calculado con una CBT menos exigente, que representaba menos poder adquisitivo que la actual. De modo que midiéndola con los criterios actuales, ese 50% sería mucho mayor. Tampoco es comparable con la estadística de otros países, ya que cada país establece distintas exigencias para la medición.
Sin embargo, sea cual fuere la exigencia de la canasta o la metodología utilizada, lo más importante, más allá del número en sí, es la evolución de éste indicador que permite evaluar las políticas públicas en función de la reducción o no de la pobreza. Cualquiera sea la metodología, la pobreza ha tenido una tendencia decreciente durante los primeros años del kirchnerismo, para aplanarse en los últimos años. También es necesario aclarar que el 32.2% de hoy no se corresponde con la cifra del 10 de diciembre de 2015, fecha del cambio de gestión. Hasta ahora, luego de diez meses de gestión se puede concluir que las políticas del gobierno de Macri aumentaron la pobreza. Pero más allá de las falencias que puede haber en la gestión y también en la medición, como no tener un indicador de precios por región, lo importante es mantener la metodología, ya que eso hace posible comparar la pobreza en diferentes momentos de un país y a partir de ello evaluar las políticas llevadas a cabo.