Tras dos semanas de masivas movilizaciones contra las medidas del gobierno de Macri, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y su secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, salieron al cruce de las protestas callejeras y de los sucesivos cortes.

Las declaraciones de la diputada se dan en el marco de las advertencias de la ministra, quien expresó que “actuar con decisión puede tener ciertas consecuencias» y aseguró que «la Gendarmería y las fuerzas policiales van a actuar como se actúa en cualquier parte del mundo, dispersando». En el mismo sentido, el secretario de Seguridad Eugenio Burzaco, consideró como «el gran problema» a las grandes movilizaciones de más de 5 mil personas y no a los cortes llevados adelante por «10 o 15 personas».

La legisladora porteña Lorena Pokoik se refirió a los dichos: “Estas declaraciones se inscriben claramente en una lógica más política que de gestión, y llama la atención por ser en exceso coherente con la necesidad de acallar los reclamos. No se trata de ordenar el tránsito para asegurar un normal desenvolvimiento de la Ciudad de Buenos Aires. Por el contrario, lo que se busca es la clausura del espacio público como el lugar en el cual los ciudadanos y las ciudadanas muestran su descontento con las políticas llevadas adelante por el Gobierno.”

En los principales diarios del establishment argentino vienen marcándole la agenda al presidente con la necesidad de fortalecer el abordaje represivo del conflicto social y preparándole el terreno ante la sociedad. Así se puede leer en Clarín, por ejemplo, quienes enuncian en un título a letra de molde: «Con los piquetes cambiemos es sigamos», nota del 8 de diciembre de 2016. En marzo de este año La Nación tituló: «Paros y piquetes que agigantan la anomia”.

La legisladora también aseguró que “los grandes medios de comunicación y grandes corporaciones económicas, buscan garantizar la continuidad de un modelo de país que los beneficia únicamente a ellos, pero se encuentran con un problema: no pueden hacerse los distraídos frente a movilizaciones masivas como las llevadas a cabo por los sindicatos docentes, la CGT, o el colectivo NI UNA MENOS, que visibilizan un pliego de reivindicaciones que no encuentran respuesta por parte del gobierno”.

Esta semana se conocieron los índices de la pobreza e indigencia por el Observatorio de la Deuda Social (UCA), y otros informes como por ejemplo los llevados a cabo por el Centro de Estudios de Política Argentina (CEPA) que muestran un alarmante crecimiento. En este sentido, Pokoik reflexionó: “La respuesta estatal frente a un problema social, no será social, sino policial. Como ilustrara el célebre Quino, se viene el palito de abollar ideologías.”

Por último recordó: “No es la primera vez que en la Argentina se ensaya combinar ajuste y recorte presupuestario con represión a la protesta social. Sobran ejemplos en nuestro pasado más inmediato. Con terror, tortura y desapariciones se buscó lo mismo durante la última dictadura cívico-militar. Con Estado de Sitio y balas de plomo se procuró defender con uñas y dientes a la convertibilidad. Con el desalojo del Puente Pueyrredón se intentó tapar la mayor catástrofe política, económica y social de la que nuestro país tenga memoria. Desde este lado de la grieta podríamos decir: “¿Los argentinos queremos vivir en un orden democrático?” Para eso necesitamos que el Estado actúe, ensanchando la democracia con más derechos y escuchando las demandas de quienes más están sufriendo”.

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