¿Cómo estás viendo la discusión hacia el interior del peronismo que parecería no poder digerir aún la derrota del 2015?
La coyuntura política de la actualidad, tiene dos partes importantes. Por un lado, una etapa que está signada por la implementación de un nuevo modelo político económico de país que es el que representa el macrismo; entendemos que representa un modelo de ajuste y de empobrecimiento para los sectores populares y pérdida de soberanía para nuestro país. En el marco de esto, la situación más específica del peronismo, que tiene que ver con un momento de incertidumbre, propio de lo que representa un cambio de etapa tan marcado respecto de los últimos doce años y el cimbronazo que significó la derrota en noviembre. Al peronismo nos pone en un proceso de reflexión muy fuerte para identificar cuáles fueron las causas que permitieron la victoria del macrismo. Hay que poder construir una nueva mayoría, con el peronismo adentro, representativa del campo popular, y que pueda hacerle frente al macrismo.
El Evita fue durante 12 años sinónimo de kirchnerismo. Algunos dirigentes tiraron flores a Massa o Randazzo que no formaban parte del núcleo duro. ¿Cómo se construye esa nueva mayoría?
Tiene que construirse con una agenda delimitada y marcada fuertemente con las problemáticas que está sufriendo el pueblo argentino. Tiene que ver con la pérdida del poder adquisitivo, con un empobrecimiento creciente, y esto significa para la familia argentina la imposibilidad de sostener el ingreso diario. La recomposición del peronismo tiene que tener esta agenda, y si no pierde sentido. Hay que intentar recomponer esta mayoría con la mayor cantidad de sectores posibles adentro, que nos empiece a permitir poner trabas al modelo económico del macrismo. Hay que correrse del eje de la discusión kirchnerismo/antikichnerismo y hay que discutir el modelo que representa Macri.
Hablando con gente del arco peronista, hay quienes critican el momento en el que el Movimiento Evita formó su propio bloque, “Peronismo para la Victoria”. ¿Hay alguna autocrítica en ese sentido?
No. Nosotros tomamos una decisión, que se dio en el marco de un debate, que se daba desde hace algunos años, que tiene que ver con marcar diferencias respecto de la estrategia política que venía siendo hegemónica hacia el interior del FPV; por otra parte lo hicimos en un momento en donde se está dando un debate respecto a hechos de corrupción. No solo creemos que todos los actos de corrupción son condenables, sino que no estamos de acuerdo con que esta avanzada mediática y judicial que se está dando englobe hacia el conjunto de la política. Entendemos que para proteger a la política, al proyecto y a las ideas que es necesario condenar y permitir que se avance fuertemente en la investigación de las cosas que hayan ocurrido no solo en el kirchnerismo sin en el país. Dentro de este debate planteamos la necesidad de que fueran debates políticos muy fuertes. Creo que también los está dando la ex presidenta cuando habla con las manos limpias y la conciencia tranquila de la posibilidad de que se audite y se realice todos los procesos necesarios para determinar (con datos y certezas institucionales) que fue lo que pasó. Para preservar el proyecto y la política.
Cristina fue la conductora del peronismo hasta el 10 de diciembre. ¿Cómo evalúas su actitud política desde entonces? Hubo frases picantes del “Chino” Navarro para con la ex presidenta…
Hubo varias. Entendemos que Cristina es la líder más importante que tiene hoy por hoy la política argentina, no solo por su capacidad como militante, sino también por la ascendencia que ella tiene sobre un sector muy amplio de la sociedad. Es una representación muy fuerte y comprometida y muy apegada a la figura de CFK. Es un factor ineludible. Lo cual no significa que la figura de Cristina siga representando la conducción del campo popular o nacional. Estamos en una etapa que difiere de la anterior, que hay características distintas. Hay que discutir cómo vamos construyendo la nueva mayoría. De la cual, por supuesto que Cristina tiene que formar parte porque representa y simboliza esa década ganada en derechos y en recuperación de institucionalidad para los sectores populares de Argentina. Sin embargo necesitamos poner la problemática de la agenda del conjunto de nuestro pueblo, y dejar un poco en segundo plano la discusión acerca de los nombres y de la política, porque hoy por hoy no estamos en condiciones de sintetizarlo. Hay una convivencia de sectores hacia el interior del peronismo, y creemos que esto se sintetiza en la calle y poniendo por delante una agenda popular.
Si algo caracteriza al Movimiento Evita, es su inserción territorial. ¿Qué situación ven con tus compañeros en los barrios?
Hay una situación muy complicada en los barrios de Argentina. No solo en los centros urbanos o en la provincia de Buenos Aires, sino en el conjunto del país. Tiene que ver fundamentalmente con la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y sectores populares. Hoy los ingresos que puede tener una persona ya no es suficiente para afrontar los gastos de la canasta básica de alimentos y los servicios públicos, que son dos elementos fundamentales para una familia. A raíz de decisiones económicas, (devaluación, despidos, tarifazo), se ha retrocedido muchísimo en la posibilidad de hacer frente en una familia a gastos básicos. Esto significa que hay gente que está pasando hambre, y que la ve complicada para poder llevar adelante una planificación semanal o diaria. Te repito, esto significa hambre, pobreza, exclusión, que son cosas que los últimos años intentamos ir reduciendo y dejando en un lugar más marginal y por hoy vemos que vuelven a crecer los índices de pobreza, exclusión y hasta de indigencia.
