El enojo por el aumento de las tarifas derivó ayer en el primer cacerolazo contra la gestión de Mauricio Macri, a siete meses del inicio de su gestión. El puntapié de la protesta fue una convocatoria impulsada por distintas organizaciones de izquierda y kirchneristas, pero la manifestación luego se tradujo en un «ruidazo» -como se lo bautizó en las redes sociales- en distintas esquinas porteñas y en el interior del país.

Si bien uno de los puntos centrales de reunión de la convocatoria fue en el Obelisco, allí la atomización del reclamo en los barrios y la lluvia jugaron en contra. A las 20, hora pautada de encuentro en el lugar, una nutrida concurrencia cubría la plaza donde se encuentra el monumento pero se extendía unos cien metros sobre la avenida Corrientes, con suficiente espacio para circular entre los manifestantes. Numerosas banderas del Frente de Izquierda, MST, MILES y Movimiento Evita tapizaban el lugar y se sumaban a los carteles que sostenían los manifestantes con consignas como: «No al tarifazo», «Chau Macri» y «Afuera Aranguren». Los vecinos acompañaban golpeando cacerolas, aplaudiendo o sacudiendo sus llaves.

«Vengo a reclamar por el tarifazo de las últimas semanas, no queda otra», dijo Guillermo, quien prefirió no dar su apellido.

Una señora con abrigo y sombrero de piel y un cartel colgando de su espalda que reclamaba por las sociedades offshore vinculadas al presidente, explicó: «El país no estaba en ruinas hasta el 10 de diciembre y ahora sí. Todo lo que ocurre es un atropello y una burla. Toman medidas que ni siquiera informan a la sociedad».

Más temprano, algunos dirigentes opositores dieron el presente: el ex candidato presidencial Nicolás del Caño y el referente del Frente de Izquierda Cristián Castillo acompañaron a los manifestantes. Marchando a la cabeza de sus militantes y con una bandera en la que se leía «No al tarifazo. Chau Aranguren», estaban los referente del Movimiento Evita, Leonardo Grosso y Fernando «Chino» Navarro.

Hacia las 20.30, una treintena de personas, conectadas por medio de una extensa bandera argentina y flanqueados por los estandartes de la agrupación MILES marcharon hacia plaza de Mayo, en donde les esperaba una convocatoria visiblemente más nutrida.

En los barrios

Con ruido desde los balcones o concentraciones en esquinas, la protesta se sintió en varios puntos de la ciudad. De manera atomizada y simultánea, el cacerolazo se replicó en muchos barrios, como Mataderos, Villa Crespo, Villa Soldati, Monserrat, Recoleta, Almagro, Palermo, Belgrano, Flores, y Parque Chas, entro otros. En las avenida Scalabrini Ortiz, Cabildo y Acoyte, por ejemplo, se concentraron cientos de vecinos que cortaron la circulación.

«Angustia es que te llegue la factura de agua», decían algunas las pancartas en alusión al discurso que dio el Presidente en los festejos del Bicentenario. Otros le le reprochaban a Aranguren: «Nos está asfixiando». Aplausos, bocinazos y cucharas contra ollas, todo fue válido para hacerse escuchar.

La protesta tuvo eco en el conurbano bonaerense. Frente a varias municipalidades, avanzaron distintas columnas pidiendo «basta» a los aumentos. «Gobierno para los ricos, creó 1.500.000 nuevos pobres», rezaban algunos de los carteles de la provincia. Se registraron grupos importantes en Morón, Florencio Varela, San Martín, Quilmes y Lanús, entre otras localidades.

El «ruidazo» llegó incluso hasta la puerta de la Quinta de Olivos, que fue protegida por un largo cordón policial. En la Casa Rosada también se reforzó la custodia, con un vallado en la Plaza de Mayo que impedía el paso de forma total. Macri se retiró de Balcarce 50 en helicóptero, minutos antes de las 19, cuando empezaron a llegar los primeros manifestantes.

En las provincias también hubo fuertes protestas. En Córdoba, el cacerolazo de anoche reunió a centros vecinales, consumidores, sindicatos, organizaciones sociales y políticas en la tradicional esquina de Colón y General Paz.

En Mendoza, el cacerolazo llegó a unas 500 personas que decidieron sumarse a la protesta en el microcentro de la ciudad, sobre la avenida San Martín. Diversas familias, en su mayoría mujeres, hicieron ruidos con las ollas mientras otras personas sostenían pancartas contra las medidas tomadas a nivel nacional y por el gobernador radical Alfredo Cornejo. Fue una movilización con poco color político, a pesar de que fue impulsada en las redes sociales por diversos dirigentes kirchneristas y organizaciones de izquierda.

En Mar del Plata, con cacerolas en mano, cientos de vecinos coincidieron en torno al céntrico monumento que recuerda al General San Martín para manifestar su rechazo al aumento de tarifas en servicios públicos. La ruidosa concentración comenzó ya de noche y se mantuvo durante más de dos horas con cánticos contra la política económica y quejas directas contra el Presidente y sus funcionarios. Sectores gremiales y agrupaciones políticas encabezaron esta movilización que obligó a cortar el tránsito vehicular por la Avenida Luro, en inmediaciones del palacio comunal.

En Paraná, Entre Ríos, unas 400 personas participaron de la protesta frente al edificio de la municipalidad, gobernada por el radicalismo. En San Salvador de Jujuy, en tanto, llegaron a concentrarse unas 300 personas en la plaza Belgrano, encabezadas por el histórico sindicalista Carlos «Perro» Santillán.

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